El miercoles 8 de febrero la Cámara de los Comunes británica aprobó ampliamente y sin enmiendas (494 a favor, frente a 122 en contra) el proyecto de ley del Gobierno con el que se solicita al Parlamento la autorización para que la Primera Ministra de Reino Unido, Theresa May, active el artículo 50 del Tratado de Lisboa y se inicien así las negociaciones de salida de la UE. La votación iniciada en el Parlamento británico es consecuencia del fallo del Tribunal Supremo de Reino Unido del pasado 24 de enero en el que se instaba al Gobierno británico a obtener el acuerdo previo del Parlamento a la invocación del citado artículo 50.  El próximo paso es que la Cámara de los Comunes refrende también el citado proyecto de Ley, de manera que Theresa May pueda anunciar formalmente la intención de Reino Unido de abandonar la UE antes de finales de marzo. En este sentido, según el “Libro Blanco” publicado por el gobierno británico el 2 de febrero con los detalles de los objetivos de la citada negociación de salida, Reino Unido, que saldrá del mercado único europeo y de la unión aduanera, perseguirá doce objetivos en torno a cinco prioridades: certeza y claridad, un Reino Unido más fuerte,  más justo, más global y un enfoque progresivo. Desde una perspectiva empresarial, la Confederación Británica de Industria (CBI, homóloga de CEOE), subraya que es de vital importancia que el mundo empresarial sea escuchado claramente tanto en Reino Unido como en toda Europa para hacer del Brexit un éxito que asegure prosperidad, y que apoyará al Gobierno británico a lograr el mejor resultado para el país. En este sentido, CBI insistió en que volver a las reglas de la Organización Mundial del Comercio sería perjudicial para las empresas, por lo que debe presionarse para lograr el mejor acuerdo posible, con una salida que de verdad sea ordenada, y subraya la importancia de que las empresas tengan acceso a los trabajadores (cualificados o no) que requiere la economía para prosperar.

 

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