Las autoridades neerlandesas se incautaron la semana pasada de aproximadamente 14 toneladas de gases refrigerantes ilícitos con destino a la UE, con un impacto ambiental potencial equivalente a 38 vuelos de ida y vuelta de Ámsterdam a Sydney. Esta exitosa operación fue el resultado de una estrecha cooperación entre la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) y las autoridades de tres países de la UE: los Países Bajos, Lituania y Polonia.
Los gases en cuestión eran los hidrofluorocarbonos (HFC) que, aunque se utilizan en unidades refrigeradas, pueden sin embargo ser peligrosos para el medio ambiente. Por ello, la importación de HFC en la UE está sujeta a cuotas y reglamentos estrictos. El envío en cuestión, procedente de China, contenía gases refrigerantes envasados en cilindros no recargables, que están prohibidos en la UE.
La investigación de la OLAF comenzó cuando identificó un cargamento sospechoso destinado a un consignatario en Lituania que no estaba registrado para recibir importaciones de esta naturaleza. Además, el cargamento procedente de China se descargó inicialmente en el puerto de Hamburgo y se declaró en tránsito hacia Rotterdam, en los Países Bajos, a pesar de que el destino final era Lituania.
La OLAF alertó a las aduanas lituanas y neerlandesas, que a su vez se pusieron en contacto con el Ministerio de Infraestructura y Gestión de los Recursos Hídricos de los Países Bajos. Las investigaciones ulteriores establecieron que la carga estaba destinada a una instalación de almacenamiento en Polonia. Las autoridades neerlandesas se incautaron del cargamento en Rotterdam, y la OLAF informó a las aduanas polacas de la ubicación de la instalación de almacenamiento sospechosa.
Según los cálculos de las autoridades neerlandesas, los gases contenidos en el cargamento ilegal tienen un alto potencial de calentamiento global, estimado en 200 veces más que su propia masa, lo que les da una huella de carbono de aproximadamente 2.807 toneladas de equivalente de CO2.