El Primer Ministro británico, Boris Johnson, presentó una nueva propuesta para las negociaciones de salida de Reino Unido de la UE con vistas de lograr un acuerdo que evite un Brexit duro. La misma, de la que aún no se ha publicado el texto legal sino sólo un resumen, modificaría el Acuerdo de Retirada alcanzado en noviembre de 2018 entre la UE y el entonces Gobierno de Theresa May, que incluía una salvaguarda (el llamado “Backstop”) para garantizar que no surgirá una frontera en la isla de Irlanda después del Brexit. En concreto, Johnson plantea que Irlanda del Norte salga junto al resto del país del espacio aduanero, pero a su vez se mantenga alineado con la normativa del mercado interior europeo durante cuatro años revisables desde el fin del periodo transitorio. A su vez, otorgaría a las autoridades de Irlanda del Norte el poder de decidir si acepta esta situación y si la mantiene al expirar ese periodo de cuatro años; pero si la rechaza, la isla tendría finalmente una frontera. El Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, señaló que la propuesta de Johnson contiene avances positivos pero también “muchos puntos problemáticos” para proteger el mercado único europeo y preservar el equilibrio de paz en la isla de Irlanda. Enfatizó que la gobernanza del “Backstop” debe ser estable y predecible y el acuerdo de retirada debe contemplar una solución legalmente operativa ahora, y no basarse en arreglos sujetos a negociación durante el periodo transitorio. Por su parte, el Jefe Negociador de la UE para el Brexit, Michel Barnier, reafirmó las declaraciones de Juncker, señalando necesario que Londres ofrezca más garantías ahora sobre el impacto de su propuesta. Por otro lado, el Grupo sobre el Brexit del Parlamento Europeo ha rechazado la propuesta de Johnson, al considerar que no constituyen en su forma actual una base para llegar a un acuerdo que pueda obtener el consentimiento final del Hemiciclo; puesto que no garantiza la unidad económica de Irlanda, no respeta los acuerdos de paz en la isla de 1998 y no preserva la integridad del mercado interior europeo. En este sentido, los eurodiputados consideran que las nuevas propuestas británicas se quedan cortas, les falta claridad sobre la infraestructura y controles aduaneros que serían necesarios para llevarla a cabo, y están lejos de los compromisos y los objetivos comunes. Teniendo en cuenta todo lo anterior, la intención es continuar con las negociaciones con vistas al próximo Consejo Europeo de 17 y 18 de octubre, a pocos días de la fecha de salida oficial prevista (31 de octubre).

 

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