La semana pasada el Negociador Jefe de la UE, Michel Barnier, se desplazó a Londres con su equipo para dar un nuevo impulso a las negociaciones e intentar tratar de acercar posturas sobre un posible acuerdo relativo a las relaciones futuras con Reino Unido. En el último mes, pese a los esfuerzos europeos por encontrar soluciones, han seguido persistiendo “divergencias muy graves”, según Barnier, en las tres cuestiones más relevantes que vienen condicionando desde el inicio de las negociaciones el logro de un acuerdo: garantizar un entorno de competencia leal, asegurar un marco claro de gobernanza de las relaciones bilaterales con mecanismos de resolución de litigios y el acceso a los caladeros británicos. Se prevé que las conversaciones continúen la próxima semana en Bruselas hasta el 19 de noviembre, cuando se celebrará un Consejo Europeo por videoconferencia. Si para entonces no se ha logrado un acuerdo, es probable que la UE presente legislación de contingencia. Tal y como se ha subrayado desde las Instituciones europeas desde hace meses, la UE se está preparando para todos los escenarios. Porque si no se logra cerrar un acuerdo sobre las relaciones futuras lo antes posible, será muy complicado cumplir el plazo para su ratificación parlamentaria antes del 1 de enero de 2021, fecha en la que se materializará la desconexión económica del país anglosajón de la Unión Europea, haya o no pacto.

 

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