El documento de posición destaca la importancia de una política comercial fuerte como herramienta para apoyar la competitividad europea para apuntalar la autonomía estratégica abierta de la UE. En esta línea, incide en la necesidad de que la política comercial respalde otras políticas de la UE, como la climática o digital, para: (i) mitigar el riesgo y aumentar la resistencia de las cadenas de suministro, (ii) crear nuevas oportunidades de mercado, (iii) promover normas más sostenibles a escala mundial, (iv) respetar el orden basado en normas y (v) garantizar la igualdad de condiciones. Además, subraya la importancia de mantener una agenda comercial positiva con terceros países y aboga por reforzar un sistema multilateral basado en normas, al tiempo que hace uso de las flexibilidades previstas en las reglas de la OMC, analizando las situaciones individualmente. Asimismo, pide que se evalúe el impacto en la competitividad antes de introducir restricciones adicionales a la exportación de determinados bienes y tecnologías críticas.

 

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