La OMC pronostica un crecimiento del volumen del comercio de mercancías, medido por el promedio de las exportaciones y las importaciones, del 4,4% en 2018, cifra más o menos equiparable al incremento del 4,7% registrado en 2017. Se prevé que el crecimiento se reduzca al 4,0% en 2019, por debajo de la tasa media del 4,8% registrada desde 1990 pero aún muy por encima de la media posterior a la crisis, del 3,0%. Sin embargo, hay señales de que quizás las crecientes tensiones comerciales estén ya afectando a la confianza de las empresas y las decisiones de inversión, lo que podría comprometer estas perspectivas.

«El fuerte crecimiento del comercio que observamos actualmente será esencial para mantener el crecimiento y la recuperación de la economía y para apoyar la creación de empleo. Sin embargo, estos progresos importantes podrían verse rápidamente anulados si los Gobiernos recurren a políticas comerciales restrictivas, en particular si se inicia un proceso de medidas y contramedidas que podría llevar a una escalada incontrolable. Lo último que necesita la economía mundial es un ciclo de retorsiones. La mejor manera de abordar los acuciantes problemas comerciales con que se enfrentan los Miembros de la OMC es mediante una acción colectiva. Insto a los Gobiernos a que actúen con moderación y resuelvan sus diferencias mediante el diálogo y un serio compromiso», dijo el Director General de la OMC, Roberto Azevêdo.

El crecimiento del volumen del comercio registrado en 2017, el más sólido desde 2011, fue impulsado principalmente por factores cíclicos, en particular por el aumento de las inversiones y de los gastos de consumo. Desde el punto de vista del valor, en 2017 las tasas de crecimiento del comercio en dólares corrientes de los Estados Unidos (10,7% en el caso de las exportaciones de mercancías y 7,4% en el de las exportaciones de servicios comerciales) fueron aún mayores, lo que se debe tanto al aumento de las cantidades como a la subida de los precios. Es posible que el crecimiento del volumen del comercio de mercancías en 2017 se haya visto inflado por la debilidad del comercio durante los dos años anteriores, que estableció una base de referencia más baja para la expansión actual.

Hasta hace poco, los riesgos que podían afectar a la previsión parecían estar más equilibrados que en cualquier otro momento desde la crisis financiera. Sin embargo, teniendo en cuenta la reciente evolución de las políticas comerciales, han de revisarse ahora a la baja. El mayor recurso a medidas de política comercial restrictivas y la incertidumbre que estas causan entre las empresas y los consumidores podrían dar lugar a ciclos de retorsiones que tendrían graves consecuencias en el comercio y la producción mundiales. Un endurecimiento más rápido de la política monetaria por los bancos centrales podría provocar fluctuaciones de los tipos de cambio y de las corrientes de capital que podrían igualmente perturbar las corrientes comerciales. Por último, cabe contar con que el empeoramiento de las tensiones geopolíticas reduzca las corrientes comerciales, aunque la magnitud de su repercusión es impredecible. Dados los cambios tecnológicos, los conflictos podrían adoptar cada vez más la forma de ataques cibernéticos, lo que podría repercutir en el comercio de servicios tanto o más que en el de mercancías.

Por otro lado, las perspectivas podrían ser más favorables si las reformas estructurales y una política fiscal más expansionista dieran lugar a una aceleración del crecimiento económico y el comercio a corto plazo. El hecho de que todas las regiones estén experimentando mejoras del comercio y la producción al mismo tiempo podría hacer también que la recuperación fuera más autosostenida y que aumentaran las probabilidades de obtener resultados positivos. (seguir leyendo)

 

Fuente: OMC

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