Consejo adoptó el miércoles 9 de abril un Reglamento de Ejecución que recoge una lista de productos de origen estadounidense a los que la UE previó inicialmente aplicar derechos de aduana adicionales de hasta un 25%, en respuesta a la entrada en vigor del pasado 12 de marzo de los aranceles de EE. UU. sobre el acero y aluminio. Horas más tarde, el presidente de EE. UU., Donald Trump, firmó una orden ejecutiva por la que se suspende la aplicación de los aranceles recíprocos anunciados la semana pasada por un periodo de 90 días, excepto a los productos originarios de China. No obstante, se mantienen tanto el arancel universal del 10% a todos los países del mundo a excepción de Rusia y Corea del Norte como los aranceles del 25% al acero, aluminio y productos derivados y a los automóviles y piezas de automóvil. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acogió con satisfacción el anuncio de la Casa Blanca y lo calificó como un “paso importante hacia la estabilización de la economía mundial”. Igualmente, anunció la decisión de posponer también la imposición de los aranceles de la UE recién adoptados en pos de alcanzar una solución negociada, si bien advirtió que las contramedidas de la UE entrarán en vigor en caso de que las negociaciones no sean satisfactorias. Con respecto a las negociaciones, Von der Leyen reveló el pasado lunes que la UE ha propuesto a EE. UU. alcanzar un acuerdo de aranceles “cero por cero” para los bienes industriales. En paralelo, la decisión de EE. UU. de mantener los aranceles recíprocos a los productos originarios de China, actualmente sujetos a un derecho de aduana del 145%, responde a los anuncios del gobierno chino de: (i) aumentar el arancel recíproco del 34% al 84% a la importación de todos los productos estadounidenses; (ii) incluir 11 empresas estadounidenses en la lista de empresas poco fiables e (iii) imponer un control a las exportaciones de bienes de doble uso chinos a 16 empresas estadounidenses y controles a la exportación de siete tipos de tierras raras. La líder del Ejecutivo europeo celebró una llamada telefónica con el primer ministro chino Li Qiang en la que subrayó el importante papel de China a la hora de garantizar la estabilidad y la previsibilidad de la economía global y abogó por una resolución negociada, haciendo hincapié en la necesidad de evitar una mayor escalada.